29.08.24

Ayer escribí sobre la urgencia. Estado un poquito ingrato en el que mi cuerpo y cerebrito permanecen hace ya unos meses.

Entre mis pensamientos bucólicos / PERO / autodestructivos de estos ultimos días, empecé a vomitar con mucha urgencia palabras. Palabras que germinaron dibujos, dibujos que tejieron órganos, vísceras que se inflaron en volumen, volúmenes que se arrebataron en agencia y movimiento. Idas y vueltas, repetición. Una incomodidad y un dolorrr. Espasmos y temblores, más también y sobre todo mucha soltura y humor.

Pienso en resistencia.

¿A cuántas cosas nos resistimos y cuántas nos son irresistibles? ¿Cuántas cosas necesitan de nuestra resistencia? ¿Cómo responde nuestrx cuerpx a la resistencia? Me cuesta desligar todo esto de una idea que se prefigura en mi cabeza, y es que si hay resistencia, significa que hay cierta imposición que llega de algún otro lado. Algo que no nos bancamos del todo (o que no queremos bancarnos del todo). Un empuje que de alguna forma hay que soportar, o al que directamente hay que oponerse. En la resistencia hay límites. Es lucha. Paradójico: resistir es un acto de conservación e indudablemente es un acto de transformación. Hay tanta fragilidad y vulnerabilidad en la resistencia.

La urgencia y la resistencia, ambas un poquito tramposas y necesarias. Perdemos algo y a veces lo hacemos con mucha pena y demasiado pesar. También ganamos algo, y por suerte lo hacemos con una hermosa grandeza.

¿Relacionarse desde la urgencia con el hacer es una forma de resistir? ¿Qué pasa en lo liminal de la urgencia y la resistencia? Ambas son formas que maravillosamente dan lugar a la expresión más líquida y primaria del hacer. Y en ese / entre / hay una fricción. Ahí reside con más simpleza la respuesta a mis preguntas un tanto retóricas. Es a veces tan sencillo como poner el ojo en la fricción de las cuerdas vocales cuando nos reímos, de nuestros dedos apretando teclas o pantallas táctiles escribiendo sobre cómo nos sentimos, en la vibración del tímpano por la voz de algún amigx mandándonos algun audio, en nuestrxs cuerpitxs recibiendo el calor de un abrazo.

Me sirve mucho recordar que la fricción es fuerza… Y la fuerza es movimiento.

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