La Casa Histórica es uno de los monumentos más importantes del país. Aquí, el 9 de julio de 1816, el Soberano Congreso Constituyente declaró la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica.

Pocos lugares en Argentina son tan significativos como esta Casa. Aquí, los patriotas definieron el destino de la Revolución. La Sala de la Jura fue testigo de la Declaración de Independencia el 9 de julio de 1816. Allí se dijo basta a trescientos años de tiranía y opresión, rompiendo los violentos vínculos con la monarquía española.
Sin embargo, la casa fue cambiando a lo largo del tiempo. Desde una casona de la élite colonial, hasta llegar a su desaparición casi total, el edificio fue modificado según los contextos históricos de nuestro país.

En este video podrás ver las transformaciones de la Sala de la Jura desde la época en que fue edificio de Correo hasta la actualidad.
La admiración hacia la Sala de la Jura fue creciendo a lo largo del tiempo. En las primeras épocas, luego de la declaración de independencia, los festejos patrios involucraban sólo a la comunidad tucumana. Cuando la casa pasó a manos del Estado, los rituales cobraron de a poco relevancia nacional.

La Argentina del 1900 consolidó el modelo agro-exportador. Las tierras conquistadas a los pueblos originarios, el trabajo de peones e inmigrantes y las inversiones extranjeras fueron la clave del progreso. París era la fuente de inspiración. Entre 1903 y 1904, el presidente Roca decidió demoler las habitaciones que habían sobrevivido del edificio original. Quedó únicamente el Salón de la Jura dentro un pabellón monumental de estilo francés que se llamaba Templete. Se ingresaba por un gran patio de homenajes, ornamentado con los bajorrelieves de Lola Mora. Allí, un jardín diseñado por Charles Thays completaba la bienvenida al pabellón que en su fachada lucía innumerables cabezas felinas.

En la década de 1930, el Estado revalorizó aspectos de la cultura española: el idioma, la religión y la arquitectura. El resurgir de la colonia permitió recuperar edificios con un reconocido valor patrimonial. La reconstrucción de la Casa Histórica se realizó entre 1942 y 1943, y estuvo a cargo del arquitecto Mario Buschiazzo. Se construyeron a nuevo las puertas, ventanas, herrajes y estructuras de madera. Las paredes fueron reconstruidas en ladrillo. En los techos se utilizó nogal, caña atada con cuero y torta de barro. Sobre donde se asentaron las tejas, hechas a mano, como en la época colonial. Los pisos fueron realizados con baldosas criollas. En la Sala de la Jura, Buschiazzo intervino los muros y el techo.

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